La Medicina Holística, mejor conocida
como Medicina Alternativa, considera que el universo es una unidad que
funciona de manera interrelacionada. Siendo el ser
humano uno de sus integrantes, éste debe su salud al funcionamiento
armónico de todo su ser, es decir, de su mente, cuerpo y espíritu, y a sus
relaciones con los demás seres de la naturaleza. En 1978 la
Organización Mundial de la Salud declaró que un gran porciento de la
población mundial es tratada por terapeutas como homeópatas,
acupunturistas, chamanes, y otros resolviendo sus problemas de salud sin
necesidad de acudir a la medicina alópata. Esta situación motivó a que se
tuvieran en cuenta estos conocimientos ancestrales y se les denominó Medicina
Alternativa, pero el mejor nombre para llamarla es Medicina Holística.
El término “Holístico” viene la palabra
griega “Holos”, que significa “Todo”. La medicina holística es la
medicina del Todo, y pretende tratar no sólo malestares generales sino también
problemas específicos sean estos de orden físico, mental o emocional. Por más
pretenciosa que parezca, la medicina holística tiene una base conceptual muy
fuerte que hace que sus tratamientos y terapias resulten altamente efectivos si
quien los recibe se compromete de lleno con ellos. La Medicina Holística
basa su filosofía en el nuevo paradigma de la conexión entre los seres que
habitan el universo, concepción que no es nueva pues ha venido siendo
manejada por las medicinas ancestrales en Egipto, China, India y América, desde
hace miles de años. Hoy, gracias a los avances científicos, en la física,
en la termodinámica, en las neurociencias, y en los aportes de la psicología,
la antropología y la ecología, muchos de los principios diagnósticos y
terapéuticos de la Medicina Holística ya pueden ser
explicados y cuantificados de acuerdo a las exigencias del método
científico.
Sabemos lo mucho que las personas
trabajamos para recuperar y mantener la salud. Pero por más que hacemos, no
siempre tenemos los resultados que esperamos. En el mundo moderno, la salud
está en segundo lugar, no hay prevención solo hay conveniencia. Para la mayoría
de las personas, una visita inesperada al hospital es sólo cuestión de tiempo.
El estilo de vida agitado actual está literalmente matando a las personas. El
estrés, la falta de sueño, las toxinas ambientales, y las tierras con ausencia
de minerales y enzimas cobran un alto precio sobre nuestras vidas.
Ahora bien, cuando decimos que tenemos
un buen estado de salud, ¿a qué nos referimos? Cuando hablamos de salud, ¿qué
queremos decir? Una buena salud implica mucho más que la ausencia de
enfermedad. Ser una persona sana también significa sentirse satisfecha de sí
misma y llevarse bien con todo lo que nos rodea incluyendo estar en armonía con
nosotros mismos, con las demás personas y hasta con el medioambiente. En la
Medicina Holística trabajamos el Triángulo de la Salud que viene desde el
oriente y que nos permite lograr un balance entre sus partes que son:
- Mente /Estructura – es el lugar de los procesos de aprendizaje, el capitán que está a cargo de las funciones corporales, que interpreta señales de hambre, sueño, dolor, etc. Sin embargo, no debemos verlo como el que manda sino de forma integral, ver la mente como una parte que está al servicio del TODO, de la persona como un TODO.
- Físico/Nutricional – el cuerpo es la expresión física y material de la persona que somos en el mundo. Por tanto, está hecho para actuar, pero también necesita descanso y recuperación después de un esfuerzo. Ese esfuerzo puede ser un trabajo físico extra o una tensión acumulada por acontecimientos vividos por la persona.
- Emocional/Espiritual – es bueno comprender que las emociones tienen vida propia, son un tipo de energía que busca expresarse. La clave está en la manera como las manejamos. Esas emociones, ¿las reprimimos?, ¿les damos rienda suelta? o ¿buscamos una forma adecuada de expresarlas y profundizar en su significado? ¿Qué haces cuando sientes alegría o cuando sientes depresión? ¿Cómo te sientes cuando tienes compasión por alguien o cuando lo odias?
Las terapias holísticas trabajan estas
tres partes porque son las que se relacionan con nuestro estado de salud. El
TRIÁNGULO de la SALUD se utiliza para apoyar a las personas en su proceso de
recuperar o mantener su salud. Sin embargo, a la mayoría de las personas les
cuesta entender la relación entre estos 3 aspectos y siempre buscan, para sus
enfermedades, remedios químicos o cirugías, y para sus procesos emocionales,
ayuda externa como tratamientos psicológicos, terapias holísticas, rituales,
etc. pero sin asumir responsabilidad. Nos han enseñado a buscar la salud fuera
de nosotros y a tratar los síntomas por separado, por partes y aunque no
estamos en contra de buscar ayuda, no debemos olvidar que somos nosotros mismos
los responsables de nuestra salud y de nuestra enfermedad.
Como terapeutas holísticas hemos
adoptado la palabra “HACIENTE” para referirnos a las personas que atendemos en
lugar de “PACIENTES” o “CLIENTES”. Cuando escuches la palabra “HACIENTE”, nos
estamos refiriendo a la persona que hace y no a la persona que espera con
paciencia como en la palabra “PACIENTE”; ni a la persona que solo paga como la
palabra “CLIENTE”. Entendemos que la medicina no puede ser el arte de pasarle
la pelota al profesional de la salud porque le pagamos. Un “HACIENTE” hace todo
lo que hay que hacer para obtener resultados extraordinarios en su salud y en
su vida. Es proactivo porque no espera a que le digan lo que tiene que hacer ni
permite que otros se responsabilicen por su salud. Un “HACIENTE” es responsable
de su salud y acude a un profesional de la salud por orientación y guía pero
asumiendo la responsabilidad por sus decisiones y acciones.
Nuestro cuerpo está diseñado para regenerarse
y autosanarse si tan solo le das la oportunidad. Te invitamos a educarte, a
buscar y a preguntar para que, junto al profesional de la salud que escojas
puedas tomar las mejores decisiones para tu vida y sobre todo, para tu salud
porque, ¡tú te lo mereces!
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